EL PELIGRO DE LOS "PRODUCTOS MILAGROS" PARA ADELGAZAR
La Unión de Consumidores (UCE) de Castilla-La Mancha ha advertido del peligro de los “productos milagro” para adelgazar que se venden sin el control de las autoridades sanitarias y que prometen efectos que no se cumplen y que incluso pueden ser perjudiciales para la salud.
En un comunicado de prensa, la UCE señala que la preocupación por el culto del cuerpo y el cuidado de la salud ha generado la proliferación de productos con pretendida finalidad sanitaria que, sin ser medicamentos, se anuncian como tales.
Estos productos prometen “efectos milagros” en el cuerpo, mejora de la salud y el aspecto físico en cortos periodos de tiempo, por medio del consumo de píldoras, pastillas o utilizando cremas de adelgazamiento.
Se trata, según denuncia la Unión de Consumidores, de una información falsa que puede producir graves daños en la salud, puesto que se ha demostrado científicamente que muchos de esos productos son perjudiciales y no pueden conseguir los efectos deseados.
La organización de consumidores también ha denunciado la falta de control por parte de las autoridades sanitarias en la venta de estos productos con pretendida finalidad sanitaria, que se anuncian abiertamente en Internet, revistas y televisiones locales, y para el consumidor es muy fácil adquirirlos.
La gama de falsos productos de adelgazamiento es muy variada y se presentan al público en forma de cápsulas, píldoras o cremas reductoras.
Las pastillas o preparados adelgazantes están compuestos en muchos casos por plantas con propiedades diuréticas y digestivas, que no sirven para eliminar kilos ni para disminuir la absorción de grasa, a pesar de lo que indica su publicidad.
También utilizan sustancias químicas que pueden producir alteraciones en la salud, y que suponen un grave riesgo en personas que padecen problemas cardiovasculares.
Las cremas reductoras de grasa, por su parte, son un gran negocio para muchas clínicas, pero científicamente sus resultados son poco fiables.
La UCE recuerda que frente a estos “falsos productos” existen medicamentos que pueden atenuar los síntomas de la obesidad, pero en estos casos se trata de fármacos que se dan con receta y bajo la supervisión de un médico especializado en nutrición.
Lo mejor para reducir peso es dejarse aconsejar por dichos profesionales, seguir una dieta adecuada y hacer ejercicio.
También recomienda la organización extremar las precauciones con la población de alto riesgo como los adolescentes, que en los últimos años se han convertido en unos de los principales consumidores de falsos productos adelgazantes.
En un comunicado de prensa, la UCE señala que la preocupación por el culto del cuerpo y el cuidado de la salud ha generado la proliferación de productos con pretendida finalidad sanitaria que, sin ser medicamentos, se anuncian como tales.
Estos productos prometen “efectos milagros” en el cuerpo, mejora de la salud y el aspecto físico en cortos periodos de tiempo, por medio del consumo de píldoras, pastillas o utilizando cremas de adelgazamiento.
Se trata, según denuncia la Unión de Consumidores, de una información falsa que puede producir graves daños en la salud, puesto que se ha demostrado científicamente que muchos de esos productos son perjudiciales y no pueden conseguir los efectos deseados.
La organización de consumidores también ha denunciado la falta de control por parte de las autoridades sanitarias en la venta de estos productos con pretendida finalidad sanitaria, que se anuncian abiertamente en Internet, revistas y televisiones locales, y para el consumidor es muy fácil adquirirlos.
La gama de falsos productos de adelgazamiento es muy variada y se presentan al público en forma de cápsulas, píldoras o cremas reductoras.
Las pastillas o preparados adelgazantes están compuestos en muchos casos por plantas con propiedades diuréticas y digestivas, que no sirven para eliminar kilos ni para disminuir la absorción de grasa, a pesar de lo que indica su publicidad.
También utilizan sustancias químicas que pueden producir alteraciones en la salud, y que suponen un grave riesgo en personas que padecen problemas cardiovasculares.
Las cremas reductoras de grasa, por su parte, son un gran negocio para muchas clínicas, pero científicamente sus resultados son poco fiables.
La UCE recuerda que frente a estos “falsos productos” existen medicamentos que pueden atenuar los síntomas de la obesidad, pero en estos casos se trata de fármacos que se dan con receta y bajo la supervisión de un médico especializado en nutrición.
Lo mejor para reducir peso es dejarse aconsejar por dichos profesionales, seguir una dieta adecuada y hacer ejercicio.
También recomienda la organización extremar las precauciones con la población de alto riesgo como los adolescentes, que en los últimos años se han convertido en unos de los principales consumidores de falsos productos adelgazantes.
MULTA A POWER BALANCE POR ENGAÑAR SUS PROPIEDADES
A pesar de que la ministra de Sanidad de España la lleva, la pulserita mágica Power Balance es un fraude, como ha tenido a bien sancionar la Junta de Andalucía le ha impuesto por publicidad engañosa.
Finalmente ha sido impuesta la ridícula sanción (según la asociación de consumidores Facua), de 15.000 euros por la afirmación de que las pulseras Power Balance “contienen un holograma que tiene almacenadas frecuencias que reaccionan positivamente con el campo de energía natural de su cuerpo para mejorar el equilibrio, la fuerza y la flexibilidad“.
Cabe recordar que Power Balance ha vendido más de 300.000 pulseras en España, cuyo precio oscila entre 35 y 42 euros, de modo que la sanción sólo les ha salido por 428 pulseritas. Una minucia, aunque sujeta a ley: la cuantía de la sanción impuesta la establece el reglamento (sanción grave tipificada en el art. 35 b, 1º de la Ley General de Sanidad), que para estos casos fija multas de entre 3.006 y 15.025 euros.
Lo más interesante de todo esto, sin embargo, es el aspecto sociológico del asunto: estoy convencido de que mucha gente seguirá comprando pulseras Power Balance a cascoporro, probablemente bajo la premisa “a mí me funciona” o “bueno, quién sabe, tal vez funcione y no pierdo nada por probarlo.”